El último ataque ha sido profundamente desbastador. Desde la revuelta del año 48, la ciudad no se había visto tan golpeada como en esta ocasión. Ya no existe sector que no haya sido afectado. El temor y la desesperación de los habitantes ha cundido de un manera aterradora. El panorama en la mañana de hoy no podía ser más desolador. Mientras el gobierno huye del país, los habitantes de la ciudad buscan protección en los escasos refugios, cuya capacidad de albergue está al tope.
Las enfermedades contagiosas se han extendido y la labor de los voluntarios se hace cada vez más difícil y peligrosa, por cuanto los cadáveres y los heridos que riegan las calles se han multiplicado de una manera desproporcionada. Sin embargo, en medio del caos y del terror, ha llegado a la redacción una historia conmovedora: de entre los escombros de uno de los edificios del centro, se ha rescatado hoy, milagrosamente, el cuerpo de un recién nacido aún con vida.Junto a él, se encontraban los cuerpos inertes de doce adultos, uno de los cuales parece ser el de la madre del niño. Quizás, pese a todo, al horror y a la muerte que se han extendido, haya todavía alguna esperanza para nuestra ciudad.