He concluido el primer tratamiento de la historia y llevo ya un buen tiempo inmerso en la ampliación de la ficha de Gabriella.

Sin embargo —como suele suceder—, con este último ejercicio de escritura he caído en la cuenta de que el plan de composición podría expandirse demasiado (¿hasta el infinito?): siempre hay cosas que llegan tarde o ideas que interrumpen el devenir primario, como esta necesidad de centrar ahora toda la estructura de la historia en la situación particular del personaje.

Es posible, incluso, que tenga que cambiar toda la disposición. Lo único que temo es que el recrudecimiento de la guerra me impida culminar la obra. Los últimos acontecimientos tienen ya el tinte de una sinsalida y parece inminente el ataque final que todos esperamos desde hace tiempo...

 
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