Las explosiones retornaron. Aunque se podían escuchar las detonaciones, éstas no lograban alterar la quietud del aire que se había estacionado en la habitación —lo que indicaba que los ataques seguramente se habían trasladado a otro sector de la ciudad—.

Gabriella, sin embargo, decidió aligerar la mudanza. A lo mejor era la ocasión que debía aprovechar para volver a su apartamento. Armó varias pilas con los libros y los empacó todos en una gran caja. Volvió sobre la ropa y construyó un atado con las sábanas de la cama. Despejó la mesa del comedor para colocar allí otras cosas y entonces descubrió, bajo el mantel, una carpeta de aspecto similar a la del Informe del Guerrero. Limpió la pasta y leyó el título: No pudo evitar la curiosidad.