Federico y las máscaras

Un buen día, Federico descubrió que las máscaras ofrecen poder. Al comienzo, lastimado por la revelación, quiso presentarse ante el mundo tal y como es:  sin ningún aditamento que ocultara su ser. El resultado fue que nadie le puso bolas y anduvo como un fantasma, abandonado al olvido. Hasta aquel otro día en que reconoció que no toda máscara produce el poder que él se imaginaba y que no todo poder es el poder que él se imaginaba. Así, empezó a fabricar sus propias mascaras (sencillas, claro: de papel periódico y engrudo), para enfrentarse a ese poder que se imaginaba y para ejercer aquel otro que él no creía que era también poder.  Mejor dicho, para combatir el fuego con fuego.

Prueba de ello es que inventó a otro Federico capaz de escribir una obra en la que el protagonista es otro Federico que a su vez escribe una obra en la que otro.....

El resultado de este experimento es que sigue siendo un fantasma. Pero ahora es un fantasma bonachón y chocarrero, capaz de hacerle bromas y de estregarle la realidad a todo el que se le atraviese, sin preocuparse si es o no un....

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