El fluido eléctrico se restableció después de algunos minutos. Las fulguraciones ya no producían ningún sonido, lo cual sugería que los bombardeos se habían alejado aún más todavía del centro de la ciudad, como si los agresores estuvieran ahora experimentando alguna táctica distinta: el desconcierto total o el agotamiento de la resistencia, quién sabe; tal vez se trataba de la preparación del final.
Gabriella encendió la luz de la sala y se dirigió hacia el viejo computador. Tenía la intención de encenderlo para examinar sus contenidos, pero entonces se tropezó con la pila de videos. Eran varias casetes, marcadas con nombres extraños: Golden gate; Este verano, la libertad; El gran contacto. Decidió mirar uno que le llamó la atención: DOMINOES. Lo recogió y lo introdujo en la casetera que se encontraba al lado.